viernes, 20 de abril de 2012

El misterio del hospital Ramos Mejía

Misterio del Ramos decime qué escondes.
Misterio del Ramos, tus secretos son de antes.
En el pabellón rojo, sobre Mexico y Noviembre, las escaleras hablan. 
En tu subsuelo curioso, lleno de historia, los guardapolvos duermen.
Entrepiso al abismo, cráter de Islandia, ¿hacia dónde te diriges?
Y en este cuarto ahora me encuentro, tan solo pensando.
Cuarto gris de azulejos ocres con gigantes vestidos de blanco.
¿Qué hay detrás de tus paredes? ¿Estarán los que pienso?
Pabellón izquierdo, segundo piso, también allí estuviste.
A los científicos muertos, gracias por este suelo.
Científicos nuestros, me avergüenzo de mi, de nosotros.
Intento la vida, soy consciente, pero me avergüenzo.
La ciencia avanza, los hombres ríen; el futuro progresa, los árboles caen.
Me siento Mazza, Milstein, o quizá el de siempre, el que busca.
Peldaños tristes, ¡cuántas huellas te han quedado!
Rincón de bronca, ¡cuánta tinta te han tirado!
Y freno la mente, imagino esas vidas, días iguales pero distintos.
En estos sitios investigabas, el por qué de la vida o el por qué de la muerte.
Y por la puerta entreabierta vi tus zapatos, ¿serás tú?
Porque no vienes y me ayudas, no te pido el alma, ni tu sabiduría, solo quiero que me cuentes cómo funciona la existencia.
Cuéntame que hacías, que tomabas, qué pensabas, con qué reías.
Si eras un hombre, una máquina o un pájaro.
Explícame si estoy equivocado, si perdí el rumbo, y si soy humano.
Y al mirar por mis oculares te vi, sentado erguido, observándome.
Nervioso me pusiste, tal no supe cuál sentido aprovechar.
Si mirarte o verte, si escucharte u oírte, si tocarte, si sentirte, si olerte.
Magnifiqué mis oídos, y solo tres palabras me dijiste:
Dedicación,
Pasión por la vida y por la muerte. Pasión por tu encuentro, por tu búsqueda.
Pasión de los hombres ansiosos que no quieren dormir.
Pasión de intentar el bien de todos, y de uno mismo.
Y me clavaste la segunda: Responsabilidad,
Ética moral por ser, por las estrellas y las piedras.
Ética espiritual por formar parte de la naturaleza.
Ética de saber que estoy haciendo el bien.
Ética fraternal, de iguales, sin importar la raza, el sexo ni la sangre.
Ética del hermano de distinta madre.
Ética del que espera y sabe esperar, del que tiene hambre, sueño y fiebre.
Y me lanzaste la última: Excelencia,
Enigma interno en la búsqueda del cosmos; desafío constante y lectura incesante.
Estudiosos los mortales que cultivan esta pampa.
Afortunados los inmortales que no necesitan la carne.
Afortunados aquellos que nacen porque sí, y transcurren sin vivir.
Mil posibilidades debes plantearte, y llegar en embudo a lo más probable.
Siempre por ellos, segundo por nosotros y tercero por ti.
La duda curiosa es hermana de la excelencia, y la inquietud la flecha del acierto.
No calles por pereza, y menos por temor. Súbete al tren.
La piel es la boca valiente, si callas ella hablará.
Elige la estación dónde bajar, que es mejor que ver el tren pasar.
Comparte tu duda, que en equipo se resolverá.
Aprende contigo y con ellos, por el bien de los demás.
Y con tu ironía de siempre te marchaste.
Y tal vez no te vea más, pero me alcanza con haber soñado lo esencial de la vida.
Ver el viento, ser un árbol y sentir la tierra.
En este cuarto gris de azulejos ocres me sentí argentino, pero por sobre todas las cosas, me sentí humano. 

domingo, 15 de abril de 2012

El domingo es para los deportistas

Ayer whisky, hoy resaca.
¿Con qué rima whisky? Con Romeo y Zulú.
¡Qué buena está Mercedes Morán! ¿Está buena Mercedes Morán?
Me lleva unos cuantos años, pero es una linda M.I.L.F.
Dice que se lo dicen seguido.

A mí seguido me dicen cosas, que se presentan sin invitación.
Ayer por ejemplo conocí a una chica, obstetra.
Y así, del mismo modo que trae gente al mundo, me sacó del suyo.
La conexión inicial fue inmediata.

Estaba en esos días donde sentís que todo te va a salir bien, y así parecía.
Así que la ví, me acerqué y todo empezó a fluir.
Me sentía Gardel, aunque seguramente, mi éxito momentáneo se debía a que ella estaba más caliente que yo.
Odio exponerme en lugares públicos, pero empezamos a besarnos apasionadamente.
Para los presentes, la pasión debía ser lo más lejano que percibían.
Pero esta vez, como pocas, no me importó.
Ella me encantó, me hacía acordar a alguien de mi pasado.
Seguimos hablando sin decirnos nada.

Ya está, no hay nada más que decir- pensé.
Ya está, no hay nada más que decir- pensó.
Vamos- le digo.
Me voy- me dice.
Te acompaño- le digo.
No gracias- me dice.
Y estoy a punto de hacerle reproches, como si me debiese algo, como si no hubiese cumplido una promesa.
Su pasión se fue a buscar a otro, pensé.
Soy triste.
Me guardo las palabras que pienso y le digo las que me salen.

Se toma un taxi, yo me tomo todo.
Y no tengo un peso, tengo la SUBE.
Y me vuelvo en bondi, parado, igual que mi amigo el de abajo.
Me siento primitivo, animal, pero mi instinto no se sacia como en NatGeo.

El viaje es eterno y la energía deja de fluir.
Se diluye, todo se diluye.

Llego, me acuesto directamente.
El cerebro no para de trabajar, pero el whisky gana, siempre gana.

Me despierto pero no me levanto. No me quiero levantar.
Domingo, trailer de la muerte.
Avance de lo que sabés que va a venir.
"Próximamente" anuncia.
Entonces uno busca formas de distraerse, de eludirla, lo que la mayoría de los mortales llaman vivir.

Pienso que me gustaría ser deportista porque el domingo es el día donde realmente viven,
donde ponen en práctica lo que trabajan día a día.
Y me siento un deportista con respecto al día anterior.
Pero un forro perdedor autómata que en los noticieros deportivos repite y repite:
Trabajamos toda la semana, pero los resultados no se dieron, vamos a seguir...
Pero ellos siguen siempre. Yo a veces digo basta, cómo hoy.
Entonces no estoy en una cancha.
Estoy acá, tirado, dejando que el domingo se lleve todo el crédito,
acrecentando su fama que bien ganada tiene.

En el living hay un amigo que está parando en casa.
¿Vivirá el domingo igual a mi?
Bajá a comprar coca- le grito.
Pero no responde, está lejos de ser deportista.